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UNA NUEVA VIDA LIBRE DE ALCOHOLISMO

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CUARTO PASO
 
SIN MIEDO HICIMOS UN MINUCIOSO
INVENTARIO MORAL DE NOSOTROS MISMOS.



 
             1—La Creación nos dotó de *instintos  para un propósito, Sin ellos no seríamos seres humanos completos. Si el ser humano no se esforzara por su seguridad personal, ni hiciera ningún esfuerzo para cosechar sus alimentos o construir su hogar, no sobrevirian. Si no se reprodujeran, la Tierra no estaría poblada.  Si no existiera el instinto social, si a los seres humanos no les importara la compañía de sus semejantes, la capacidad  de vivir no existiría. Así, estos deseos —de relación sexual,  de seguridad material y emocional, y de compañía—son perfectamente justos y necesarios, y desde luego son dones de Dios—.

 

*Instintos básicos: Instinto Sexual (sexo) Instinto Social o de compañía (poder)  Instinto de seguridad, emocional o material (dinero)

 
             2Sin embargo, estos instintos tan necesarios para nuestra existencia,  nos dominan e insisten en dominar nuestras vidas.  Nuestros deseos sexuales, de seguridad material y emocional, y  de obtener una posición importante en la sociedad, a veces nos tiranizan. —Cuando los deseos naturales del hombre se descoyuntan, le ocasionan graves dificultades. No hay ser humano, por  más bueno que éste sea, exento de eso. Puede decirse que casi todos los problemas emocionales, son casos de instintos mal encauzados—. Cuando esto sucede, nuestro “activo” natural que son los instintos, se convierten en riesgos físicos y mentales.
                    3El Cuarto Paso es un esfuerzo laborioso y  vigoroso para descubrir cuáles han sido, y son estos riesgos en nosotros. Queremos descubrir exactamente cómo, cuando y donde deformaron éstos riesgos  nuestros instintos naturales. Queremos mirar de frente la desdicha, que   ella ha causado a otros y a nosotros mismos. Descubriendo cuáles son nuestras deformidades emocionales, causadas por estos riesgos podremos corregirlas. Sin un deseo sincero y perseverante de practicarlo, es muy limitada la sobriedad o la satisfacción que podamos obtener. La mayoría de nosotros se ha dado cuenta de que es muy difícil de alcanzar la fe que obra positivamente en la vida cotidiana, si no se ha hecho sin temor alguno, un minucioso inventario moral.
             4—Antes de abordar en detalle el problema del inventario, veamos cuál es básicamente el problema. El siguiente ejemplo resultará significativo si nos fijamos bien. Supongamos que una persona antepone a todo, el deseo sexual. En tal caso, este apremio imperioso puede destruir sus oportunidades para lograr su seguridad material y económica, y su posición en la sociedad. Otro, puede desarrollar tal obsesión por  su seguridad económica, que no quiere hacer nada más que acumular dinero. Si va al extremo, puede convertirse en un avaro y en un  solitario que se priva hasta de su familia y amigos—.
               5—La búsqueda de la seguridad no siempre se manifiesta en términos de dinero. Muy a menudo vemos al ser humano asustado, que se empeña en depender de otra persona más fuerte que lo guíe y lo proteja. Este ser débil al no poder enfrentarse con sus propios recursos, a  las responsabilidades de la vida, no crece nunca, la desilusión y el desamparo son su destino. Con el tiempo sus protectores huyen o mueren, y éste queda solo y atemorizado—.
          6—También hemos visto al ser humano a los que el poder los hace perder la cabeza; que se dedican a mandar a sus semejante. Estas personas a menudo desperdician las oportunidades que se les presentan de lograr una legítima seguridad y la felicidad en su hogar. Cuando un ser humano se vuelve el campo de batalla de sus institntos, nunca tendrá tranquilidad—.
            7—Pero ese no es el único peligro. Cada vez que alguien impone irrazonablemente a otros sus propios instintos, se presenta la desgracia. Si en la búsqueda de la riqueza (seguridad material) se atropella a los que se cruzan en su camino, se provocará cólera, envidia y venganza. Si se subleva el sexo, (instinto sexual) se provocará un alboroto igual. Las exigencias de atención, protección y cariño exageradas a otro, (seguridad emocional) propician en esas personas tiranía y repulsión, dos emociones tan malsanas igual como las mismas que las provocaron. Cuando el deseo de prestigio del individuo (instinto social) se vuelve incontrolable, ya sea en un círculo de amistades o en la mesa de alguna conferencia internacional, hay otras personas que se lastiman y frecuentemente se rebelan. Este choque de instintos puede producir desde  una fría indiferencia hasta una candente revolución—. Así pues, estamos colocados en un conflicto no solamente con nosotros mismos, sino también con otras personas que como nosotros los alcohólicos, tienen sus instintos naturalmente.
             8Nosotros los alcohólicos especialmente, debemos darnos cuenta de que el instinto desenfrenado, es la causa fundamental de nuestra  manera destructiva de beber. Hemos bebido para escapar del miedo, frustración y depresión. (instinto de seguridad) Hemos bebido para escapar del sentimiento de culpabilidad ocasionado por las pasiones; y luego hemos bebido para lograr mas pasiones. (instinto sexual) Hemos bebido por vanagloria, para gozar los sueños mas disparatados de pompa y poderío. (instinto social). No es agradable contemplar esta perversa enfermedad del alma. Los instintos alborotados obstaculizan la investigación, pues en el momento en que tratamos de sondearlos, estamos sujetos a sufrir varios tipos de reacciones.
            9Si temperalmente estamos en el lado depresivo, estamos propensos a ser abrumados por el sentimiento de culpabilidad y repugnancia, de nosotros mismos. Nos revolcamos en ese fango de sentimentalismo originando de ello un placer deformado y doloroso. A medida que tratamos de alcanzar esta melancólica labor, podemos sumirnos en tal grado de desesperación, que llegamos a creer que el olvido es la única solución posible. Aquí hemos perdido todo sentido de perspectiva desde luego, y por consiguiente de humildad. Porque este es orgullo al revés. Esto no es de ninguna manera un inventario moral, sino justamente es el proceso por el que la depresión y la desesperación nos encamina a la botella y a la destrucción.
             10Si por otra parte, nuestra manera de pensar natural se inclina hacia el fariseísmo o la grandiosidad, nuestra reacción será la opuesta. Nos molestaremos con la sugerencia que hace A.A. sobre el inventario moral. Seguramente que nos referiremos con orgullo, a la vida ejemplar que creíamos llevar antes de que la botella nos hundiera. Pretenderemos que nuestros defectos serios de carácter, —si acaso pensamos que los tenemos—, eran  ocasionados por nuestro exceso con la bebida. Siendo así, pensamos que la sobriedad es lo primero, lógicamente, y es lo único para lo que necesitamos esforzarnos. Creemos que en el momento en que dejemos el alcohol, reviviremos las buenas cualidades que habíamos demostrado tener. Si fuimos buenas gentes, excepto cuando bebíamos, ¿Qué necesidad hay de hacer un inventario moral ahora que estamos sobrios?.
             11También nos aferramos a otro pretexto para tratar de eludir  nuestro inventario. Nos lamentamos de que nuestras ansiedades y dificultades actuales, son causadas por el comportamiento de otra gente y que realmente, son ellos los que necesitan un inventario moral. Creemos firmemente que nuestra indignación es justificada y razonable, y que nuestros resentimientos están justificados. Pensamos: Nosotros no somos los culpables. Son ellos.
                 12—El alcohólico que piensa de esta manera, es en este proceso del inventario cuando los Padrinos entran al rescate. Están capacitados para hacerlo ya que son portadores de los conocimientos que A.A. tiene del Cuarto Paso. Tranquilizan al recién llegado demostrándole primero que su caso no es extraño ni diferente, y que sus defectos de carácter no son mas numerosos o peores que los de cualquier otra persona que está en  A.A. Esto se lo hace ver el padrino hablándole con franqueza y sin exhibicionismo, de algunos de sus propios defectos personales, pasados o actuales. Esta manera objetiva de hablarle, resulta muy tranquilizadora y alentadora. El Padrino aconsejará al  recién llegado que posiblemente él tiene algunas cualidades para abonarse, aparte de sus riesgos. Esto lleva a disipar la morbosidad y a  alentar la sensatez. El recién llegado podrá empezar a darse cuenta de sus propios defectos, tan pronto como empiece a ser más objetivo—.
                 13—Los Padrinos de aquellos que no creen necesitar el inventario se enfrentan a otra clase de problema, porque las personas impulsadas por su amor propio, no se dan cuenta del riesgo que corren. Estos recién llegados casi no necesitan de motivación. El  problema es ayudarlos a encontrar una rendija en la cárcel que su orgullo los encerró, para que pueda llegarles la luz de la razón—.
             14—Se les dirá a éstos que la mayoría de los miembros de A.A. han sufrido severamente durante el tiempo que bebieron, porque creían que tenían la razón—. Para la mayoría de nosotros el creer tener siempre la razón,  originaba  nuestras justificiaciones; desde luego justificaciones hacia  nuestra manera de beber y nuestra conducta dañina. Habíamos hecho un arte del inventar excusas. Teníamos que beber porque nuestra situación era mala o porque era buena. (seguridad material) Teníamos que beber porque en  nuestra casa nos agobiaban con cariño o porque no nos querían. (seguridad emocional) Teníamos que beber porque teníamos éxito en nuestro trabajo o porque fracasábamos en el. Teníamos que beber por que nuestro equipo había ganado o había perdido (instinto social). Y por todo esto y mil cosas más siempre bebíamos.
         15Pensamos que llevados por las “circunstancias” empezamos a beber,  pero cuando tratamos de corregir esos errores y nos dimos cuenta  de que no podíamos hacerlo, a nuestra entera satisfacción,  nuestra manera de beber se volvió incontrolable.  Nunca se nos ocurrió que necesitábamos cambiar para afrontar esas “circunstancias”,  cualquiera que haya sido.
             16Pero en A.A. aprendimos poco a poco que había que poner algúna solución a nuestros resentimientos vengativos, la lástima de sí mismos y nuestro injustificable orgullo. Nos dimos cuenta cuenta de que con nuestras fanfarronadas nos estábamos echando en contra a los demás. Nos dimos cuenta de que cuando guardábamos mala voluntad y tratábamos de vengarnos de estos fracasos, en realidad nos estábamos golpeando con el palo  de la ira que intentábamos usar contra los demás. También aprendimos que si estábamos seriamente perturbados, nuestra primera necesidad consistía en calmar ese disturbio sin importar quién o que lo motivara.
        17Tropezamos con algunos obstáculos y tardamos en percibir de cómo nos convertimos en víctimas de emociones inciertas. Las podíamos percibir rapidamente en otras personas, pero cuando se trataba de nosotros, lo hacíamos con lentitud. Antes que nada teníamos  que admitir que estábamos llenos de estos defectos, a pesar  de que esta clase de admisiones resultaban dolorosas y humillantes. Cuando se tratara de otros, teníamos  que quitar la palabra “culpabilidad” de nuestra conversación y de nuestro pensamiento. Esto requería mucha buena voluntad desde el principio. Pero una vez que vencimos los primeros obstáculos, el camino se hizo más fácil de recorrer, porque  habíamos empezado a vernos interiormente a nosotros mismos, o sea que estábamos ganando en *1)Humildad.

           18—Desde luego que la autoridad y sed poder (instinto social) son una característica extremosa de tipos de personalidad que abundan en A.A. y en todo el mundo. Frecuentemente este tipo de personalidad se notan con claridad en los ejemplos que aquí se han dado—. Pero con la misma frecuencia, algunos de nosotros encajaremos más o menos en las dos clasificaciones. Los seres humanos no somos iguales, así que cada uno de nosotros al hacer nuestro inventario necesitaremos determinar cuales son nuestros defectos de carácter individual. Una vez que encontremos los zapatos a nuestra medida, caminaremos con la confianza de que vamos por buen camino.

               19Ahora  vamos a examinar la necesidad de una relación de los defectos de carácter más notorios que todos tenemos en diversos grados. **1)Para los que tienen una preparación religiosa, verán violaciones graves a principios morales. **2)Otros verán en esta, defectos de carácter. **3)Para otros será solamente un índice de desajustes. **4)A algunos mas les molestará que se hable de inmoralidad y sobra decir que, de pecado. Pero para el que menos lo analize tanto, estará de acuerdo en este punto: Hay mucho que está mal en nosotros los alcohólicos, y acerca de lo que habrá de hacerse hay mucho también, si es que esperamos sobriedad, progreso, y la habilidad necesaria para adaptarnos a nuestra  nueva vida. 
 

**Visto el Cuarto Paso desde otra perspectiva(4)    

 
               20Para evitar confusiones sobre la designación de estos defectos, vamos a adoptar una lista universalmente conocida de los principales defectos humanos —Los siete pecados capitales: el orgullo, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza—. El 2)orgullo no encabeza esta lista por casualidad, porque el orgullo nos conduce a la costumbre que tenemos de tratar de justificar todos nuestros actos, y siempre  inducido  por nuestros temores  conscientes o inconscientes. Es la causa principal de la mayor  parte de las dificultades del ser humano.  Es el principal obstáculo al verdadero progreso.  El orgullo nos induce a interponernos a nosotros o a los demás,  exigencias que no se pueden cumplir sin pervertir o hacer mal uso de los instintos que  Dios nos ha dotado.  Cuando la 3)satisfacción de nuestros instintos sexuales,  de seguridad material o emocional, y de compañía, se convierte en el único objetivo de nuestras vidas, el orgullo hace acto de presencia para justificar nuestros excesos.
 

*1.- Humildad: Virtud opuesta al orgullo, modestia, sumisión,        
2.- Orgullo: Exceso de estimación propia, presunción.        
3.- Satisfacción: Estado que resulta de la realización de lo que se pide o se desea .


              21—Todos  estos defectos generan miedo, una enfermedad del alma por  sí  sola. A su vez el miedo genera otros defectos de carácter—.  El miedo irrazonable nos impulsa a codiciar bienes ajenos (avaricia), al  deseo inmoderado de satisfacciones sexuales (lujuria) y de poderío, a enfadarnos cuando las exigencias de nuestros instintos se ven amenazadas (ira), a ser envidiosos cuando los logros de otros se llevan a cabo, mientras que las de nosotros no (envidia). Comemos, bebemos y arrebatamos mas de lo que necesitamos con el temor de que no nos toque  lo suficiente (gula). Y con auténtica alarma ante el trabajo, permanecemos apáticos. Flojeamos y lo dejamos todo para después y trabajamos a lo mucho, a la mitad de nuestra capacidad y a regañadientes (pereza).  Estos miedos son la polilla que devora sin cesar la base de cualquier clase de vida que tratamos de edificar.
          22—Así que cuando A.A. sugiere hacer un inventario moral sin temor alguno; a todo recién llegado le parecerá que se le está pidiendo más de lo que él puede hacer. Tanto su orgullo como su temor lo rechazan cada vez que intenta mirar dentro de sí mismo. El orgullo dice: “No hay necesidad de que pases por aquí”, y el temor dice: “¡No te atrevas a mirar aquí!” Pero el testimonio de todo A.A. que realmente ha realizado el inventario moral, afirma que el orgullo y el temor, resultan ser simples espantajos—. Una vez que tengamos la cabal buena voluntad de hacer el inventario y nos esforcemos concienzudamente en el cumplimiento de esta tarea, la luz iluminará este tenebroso camino. A medida que perseveramos nace una confianza completamente nueva, y el alivio al enfrentarnos a nosotros mismos, es  indescriptible. Estos son los primeros frutos del Cuarto Paso.
          23Entonces el recién llegado probablemente ya tiene las siguientes conclusiones: que sus defectos de carácter, que representan sus instintos desviados, han sido la causa primordial de su manera de beber y de su fracaso en la vida, y que a menos que esté dispuesto a luchar con ahínco para eliminar los más graves, la sobriedad y la poca serenidad mental que ha adquirido se perderá.  Que todos los cimientos defectuosos de su vida tendrán que ser destruídos para poder construir otros que sean una base firme. Ahora, bien dispuesto a empezar la búsqueda de sus defectos se preguntará—. ¿Cómo se procede a hacerlo? ¿Cómo puedo hacer un inventario moral de mí mismo?.
               24Como el Cuarto Paso es el comienzo  de una costumbre para toda la vida, se sugiere *1) examinar primero aquellos defectos que sean más notorios y que hayan ocasionado más dificultades. De acuerdo con el buen juicio de lo que ha sido lo correcto y lo equivocado, puede 2) hacerse un examen preliminar de la conducta con respecto a los instintos primarios, sexual, seguridad material y emocional; y social—.

 

*Inicio de la elaboración del Cuarto Paso (2)    

 
          25—Examinando la vida pasada, pronto se pondrá en marcha si considera preguntas como estas—. **1)¿Cómo y cuando, y en que ocasiones perjudiqué a otras personas o me perjudiqué a mí mismo, en mi búsqueda  egoísta  de  satisfacciones  sexuales?  2)¿A quienes lastimé y a  que grado?  3)¿Hice  desgraciado  mi matrimonio  y  perjudiqué  a  mis hijos?  4)¿Comprometí  mi  posición en mi comunidad? 5)¿Cómo reaccioné  a  esas situaciones?  6)¿Sentí un remordimiento implacable? 7)¿Insistí  en que yo era el perseguido y no el perseguidor,  y  además me absolví?  8)¿Cómo  he  reaccionado  a  frustraciones  de  tipo  sexual?  9)Cuando me negaban el sexo,  ¿me volvía vengativo o me sentía deprimido?  10) Me  desquitaba  con otros si en mi hogar me rechazaban o trataban con frialdad?  11)¿Me servía de pretexto para mi promiscuidad sexual?


**Inventario Sexual (11)


                        26—También son importantes para los alcohólicos, las preguntas que deben hacerse con respecto a su seguridad material y emocional. En este terreno; el temor, la codicia, el acaparamiento y el orgullo, muy a menudo han causado mucho daño. Examinando sus antecedentes en negocios o empleos, el alcohólico debe hacerse este tipo de preguntas—. Además de mi problema con la bebida, *1)¿Qué defectos de carácter contribuyeron a mi inestabilidad económica? *2)El  puesto inferior en el trabajo destruyeron mi confianza y me creó un conflicto? *3)Traté de disimular ese sentimiento alardeando, timando, engañando o evadiendo la responsabilidad otorgada? *4)Me quejaba de que los otros no reconocían mis verdaderas aptitudes? *5)Me sobre-estimé y hacía el papel de “jefe”  *6)Tenía alguna ambición tan inconsciente que traicioné a mis socios o a mis jefes? *7)Fui derrochador? *8)Pedí dinero prestado y nunca lo devolví? *9)Fui tacaño y avaricioso rehusándome a sostener a mi familia adecuadamente. *10)Quise progresar fácilmente y sin escrupulos?”

 

*Inventario: Seguridad material (10)  


 
              27—Las mujeres de negocios o amas de casa que están en A.A. encontrarán que muchas de estas preguntas también son para ellas. La esposa alcohólica también pudo haber ocasionado la inseguridad económica de su familia. Pudo haber tergiversado las cuentas corrientes incrementando los gastos o manejar mal el presupuesto destinado a la alimentación de su hogar. Pasarse las tardes jugando y comprometer con deudas a su marido debido a sus despilfarros y su irresponsabilidad—.
             28—Todos los alcohólicos que han perdido empleos, familia y amigos, por su manera de beber, necesitarán examinarse detenidamente y despiadadamente para poder determinar cómo sus defectos de personalidad contribuyeron a destruir su estabilidad—.

             29—Los síntomas  (efectos) más comunes de la inseguridad emocional son las   *1) preocupaciones, 2) la ira, 3) la lástima de sí mismo y 4) la depresión—. Estos síntomas nacen de causas, que algunas veces parecen estar dentro de nosotros mismos, y otras parecen venir de fuera. Para hacer un inventario relacionado con estas causas, debemos considerar cuidadosamente  toda las relaciones personales que nos acarrean dificultades, ya sean continuas o periódicamente. —Debe recordarse que esta clase de inseguridad puede aparecer en cualquier terreno donde los instintos estén amenazados. Las preguntas relacionadas con la inseguridad emocional pueden ser—.

 

*Síntomas (4) 


             30Mirando  el  presente  y  el  pasado, **1)¿Qué clase  de  situaciones sexuales son las que me han causado  ansiedad,  amargura,  frustración o depresión?  Valorando cada situación con sensatez.   2)¿Puedo  darme  cuenta  en  que consistía mi error?   3)¿Me acosaban  estas  dudas  porque  tenía  exigencias  egoístas  e  irrazonables?  4)¿Mi perturbación era ocasionada aparentemente por la conducta de otros?  5)¿Por qué me falta la habilidad necesaria para aceptar lo que no puedo cambiar? —Estas son las preguntas fundamentales que pueden revelar el origen del malestar del alcohólico e indicar si puede alterar su propia conducta, y así ajustarse serenamente a la autodisciplina—.
        31—Supongamos que la inseguridad económica despierta constantemente estos sentimientos. Puede preguntarse—. 6)¿Hasta que punto han sido alimentadas por mis propios instintos, mis destructivas ansiedades? Y si las acciones de otras personas son parte de la causa 7)¿Qué puedo hacer al respecto? Si no puedo cambiar el presente estado de las cosas. 8)¿Estoy dispuesto a tomar las medidas necesarias para adaptar  mi vida a las situaciones reales?.  Este tipo de preguntas y otras más que puedan venir a nuestra mente,  nos ayudarán a encontrar básicamente estas causas.


 

**Inventario: Inseguridad emocional (8) 

 
              32Es por nuestras retorcidas relaciones con la familia, los amigos y la sociedad, por lo que hemos sufrido la mayoría de nosotros. Hemos sido especialmente tontos y tercos al respecto. El hecho fundamental es que nos negábamos en  reconocer nuestra falta de capacidad para lograr una asociación genuina con cualquiera de ellos. Nuestra *egolatría cavó dos pozos, o insistíamos en dominar a los que nos rodean, o dependíamos demasiado de ellos. Si dependimos demasiado de otras personas, tarde o temprano nos fallaron porque también son humanos, y porque no podrían satisfacer nuestras contínuas exigencias. De esta manera creció nuestra inseguridad, y nació el rencor. Cuando habitualmente tratábamos de manipular a los otros,  de acuerdo con nuestros deseos voluntariosos, se rebelaron y nos detuvieron enérgicamente. Entonces se desarrolló el amor propio lastimado y el sentimiento de venganza. A medida que redoblamos nuestros esfuerzos para controlarnos, el sufrimiento se agudizó, se hizo más constante porque continuábamos fallando. Nunca hemos tratado de ser uno de la familia, de ser amigo entre los amigos, trabajar entre los trabajadores, ser un miembro útil de la sociedad. Siempre hemos peleado por llegar a la cúspide de la montaña, o por escondernos debajo de ella. Este comportamiento egocéntrico obstaculizó cualquier tipo relación con los que nos rodean. Teníamos poca comprensión de lo que es la genuina **confraternidad.
 

*Egolatría: Egocentrismo, egoísmo, individualismo, narcisismo, vanidad.

**Confraternidad: Amistad, fraternidad, hermandad, compañerismo, cariño, intimidad

 
 

             33—Algunos se opondrán a las preguntas expuestas aquí, porque creen que sus defectos de carácter no han sido tan notorios. A éstos se les puede sugerir que un examen concienzudo puede mostrarles los precisos defectos, a los que se refieren estas preguntas—. A veces nuestros historiales superficiales han parecido no ser graves, frecuentemente nos hemos avergonzado al darnos cuenta de que a nosotros sí nos han parecido así. La razón es, porque hemos escondido esos defectos con nuestra habilidad para justificar todos nuestros actos. Cualquiera que hayan sido los defectos, al final nos han conducido al alcoholismo y a la desgracia.
           34—Por consiguiente, el inventario debe hacerse concienzudamente. Respecto a este es conveniente anotar nuestras preguntas y respuestas. Ayudará a pensar con claridad y a hacer un avalúo honrado—. Será la primera prueba correcta de nuestra buena voluntad de ir hacia adelante.



 


 
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